Centros comerciales abarrotados, supermercados y panaderías abastecidas, E/S con poca afluencia y cajeros automáticos totalmente funcionales. Así transcurren los días en Caracas.
Paola Hernández / Panorama
En Las Mercedes el tráfico fluye de manera pacífica y destacan las estaciones de servicios, sin colas de carros, ni bomberos o policías colando a nadie, llenar el tanque no tarda diez minutos, y lo más sorprendente: “¿Quiere 91 o 95?”, preguntan los bomberos.
“Quedé sorprendida con los cajeros automáticos, todos tenían efectivo y era domingo y a cualquiera que llegas retiras tres mil bolívares en billetes de 500, sin demora”, expresó Paulina Acosta, que decidió pasar unos días con su padre, para descansar de Maracaibo.
Durante la Semana Santa, la ciudad estaba preparada para recibir turistas, y no fallaron. Los malls abrieron sin ningún inconveniente, el servicio eléctrico funciona de manera normal “nisiquiera pestañea la luz”, agregó José Acosta, el papá de Paulina mientras ambos compraban cachitos de jamón con queso crema en una panadería.
“Provoca hacer compras. Al supermercado que entras hay variedad de productos. Tenía un año sin venir a Caracas y ahora quiero quedarme”, finalizó Paulina. La escasez de agua es lo que puede preocupar a los caraqueños, “cuesta que llegue el agua y un cisterna puede valer entre 150 y 200 dólares, para tomar también compramos, pero podemos resolver”, acotó el señor José.
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