Los educadores consiguen trabajos informales paralelos a sus horas de clases para comprar alimentos y pagar las cuentas. La Secretaría de Educación del estado informó que al menos 900 profesores dejaron sus cargos en el 2016.
Paulina Chirinos / @laverdad.com
“El maestro es el que tiene el don, el que tiene la vocación, el gusto y el interés por enseñar, por cultivar”, afirmó en 1981, Arturo Uslar Pietri en su libro Educar para Venezuela. Un pensamiento que los educadores que aman su oficio llevan en el corazón, pero los bajos sueldos y el aumento del costo de la vida llevaron a incontables docentes zulianos a conseguir “marañas” para sobrevivir, dejando como una labor complementaria la profesión a la que dedicaron sus vidas.
Para Rossana Graterol, de 28 años, lo más importante es comer. Con un sueldo de 25 mil bolívares mensuales como docente de bachillerato debe sostener a sus hijos de 10, nueve y cuatro años. La suma “no le alcanza” ni para pagar el alquiler de su apartamento, por lo que desde el año pasado vende empanadas, arepas y panes por encargo en su residencia. Además, seca cabello y alquila su lavadora por mil bolívares.
Se levanta todos los días a las 4.00 de la mañana, acude al colegio desde las 9.00 de la mañana y regresa a las 5.00 de la tarde para cumplir con sus demás trabajos. “No dejo la educación porque es mi pasión y es gratificante, aunque no me paguen bien, porque tenemos que luchar por formar al futuro del país”.
Sueldo de hambre
Marlene Hernández, presidenta de la Federación Venezolana de Maestros seccional Zulia, lamentó que “casi todos” los docentes deben conseguir trabajos paralelos para sobrevivir a diario. Venden helados, tetas, cosen ropa o accesorios y en los casos más desesperados recurren a actividades ilícitas como el “bachaqueo” para llevar un plato de comida a sus hijos. Consideró que si el Gobierno garantizara un salario justo a los profesionales de la educación, no recurrirían a las marañas.
Los docentes ganan en promedio 30 mil mensuales, más el beneficio del bono de alimentación y primas de empleo. Los gremios de educación en un estudio social y económico del sector educativo en 2016, calcularon que un docente necesita ganar, al menos, 25 salarios mínimos para comprar alimentos, lo que equivale a un millón de bolívares con el reciente aumento del 50 por ciento en el salario básico.
Para acercarse a la cifra mencionada, Waigner Castejón, profesor de 50 años, que labora como taxista de lunes a lunes en horario nocturno, gana 18 mil quincenales como docente de informática en una escuela de Maracaibo, por lo que desde hace dos años regresó a la línea de transporte a conseguir un sustento “real” para su hogar. Lamentó que el área “fundamental” del desarrollo de la juventud sea menospreciada y pocos decidan estudiar educación por la mala remuneración. “Esta profesión ya no da, pero los que estamos hacemos el mejor esfuerzo con amor”.
Docentes en fuga
Un porcentaje de docentes que encuentra mayor seguridad en otros empleos, deja sus cargos, por lo que los profesionales encargados de la enseñanza disminuyen progresivamente. Neuro Ramírez, secretario de Educación del estado Zulia, afirmó que el reporte de la consultoría jurídica les indicó que 900 docentes dejaron el país en el 2016, pero se encargaron de reponerlos “enseguida”.
Aseguró que 40 mil profesores que hacen vida en la región son suficientes para atender los dos mil 200 planteles públicos del estado, pero ante la necesidad de servicio, entregarán 11 mil titularidades a los docentes rezagados de la región y progresivamente seguirán ingresando lotes. “Le estamos echado pichón a la educación del Zulia”.
Ausencia
El temor de estudiar y no conseguir un trabajo que ayude a levantar un hogar pasa por la mente de cada joven universitario que considera ser maestro. Doris Salas, decana de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad del Zulia, admitió con preocupación que evidenciaron una baja en la cantidad de bachilleres que ingresan en las 11 menciones de la carrera del alma mater. Antes registraban matrículas de hasta 12 mil estudiantes, este año estiman contar con cerca de ocho mil. Desconocen las razones de las deficiencias precisas.
Este año, investigadores de LUZ, buscan comprobar con el método científico los factores que inciden en la deserción de la carrera de educación. “¿Será que se van de Venezuela? ¿Será que no ven futuro en la educación? La Universidad tiene un reto porque la educación sigue siendo la base fundamental para el desarrollo de cualquier país”.
Acotó que en el marco del Día del Maestro es importante reflexionar hacia dónde camina la educación de los educadores y deseo prosperidad, paz y fe a los docentes que son el pilar de la sociedad venezolana.
“No se aprende a ser maestro, se aprende a enseñar”, dijo Uslar Pietri en 1981, siendo sus palabras vigentes hasta la Venezuela de hoy.
El origen del Día del Maestro
El 15 de enero de 1932, en Caracas, un grupo de maestros se reunió en una asamblea clandestina, bajo la dictadura de Juan Vicente Gómez. Ese día fundó lo que sería años después la Federación Venezolana de Maestros. La fecha dio pie a la lucha gremial en defensa de los derechos de los educadores y los niños.
Salvar el año escolar 2016-2017
Rafael Rincón, presidente del Colegio de Licenciados del estado Zulia, expresó las exigencias que los movimientos magisteriales consideran de urgencia para el desarrollo del año escolar.
- Entregar a los docentes una tarjeta de alimentación y permitirles el acceso de las bolsas CLAP, sin condicionamientos, para alimentar a sus familias.
- Dotar a los docentes que lo requieran de una tarjeta inteligente subsidiada por el Estado para los gastos diarios del transporte público.
- Activar y fortalecer el Programa de Alimentación Escolar (PAE) en todas las instituciones del Estado.
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